La próstata es una glándula reproductiva masculina que produce un fluido que se encuentra en el semen. Ubicada debajo de la vejiga y adelante del recto, la próstata rodea la uretra, el tubo que vacía la orina de la vejiga.

El cáncer de próstata afecta al interior de la glándula y puede expandirse a las estructuras vecinas.
Si bien la mayoría de los hombres con cáncer de próstata no tienen síntomas, el médico puede detectar cáncer de próstata durante un control regular, mediante una combinación del examen en sangre llamado PSA y un examen de tacto rectal (DRE).
El cáncer de próstata es un tumor maligno que se origina en la glándula prostática.
Algunos tipos de cáncer de próstata crecen muy lentamente y pueden no provocar síntomas ni problemas durante años.
Sin embargo, la mayoría de las células cancerosas de la próstata producen cantidades excesivas de una proteína denominada antígeno prostático específico (PSA).
El PSA también se encuentra en niveles más altos de los normales en hombres con otras afecciones prostáticas diferentes, además del cáncer de próstata.
Estas afecciones incluyen hiperplasia prostática benigna (HBP), que es un aumento del tamaño de la próstata, y prostatitis, que es la inflamación o la infección de la próstata.
Con esta mayor conciencia, la detección del cáncer de próstata está en aumento y la mortalidad en descenso.
Además, los mejores tratamientos permiten a los hombres a volver a sus vidas activas y productivas después del tratamiento.
Muchas veces, cuando un hombre desarrolla cáncer de próstata a una edad avanzada, es poco probable que provoque síntomas o que acorte su vida, y el tratamiento agresivo puede no ser necesario.
Más del 95 % de los casos de cáncer de próstata son de un tipo denominado adenocarcinomas.